Jill Valentine se encuentra acompañada de su pareja en una situación difícil después de que aparecieran misteriosamente unos cuantos perros mutados en una instalación. Intentan escapar desesperadamente hasta que llega al punto en donde se encuentran en un callejón sin salida. Los perros por fin logran encontrarla y atraparla. Pero estos perros mutantes no quieren comerla ni asesinarla. Lo que ellos quieren es follarla. En pocas palabras le arrancan sus ropas, la doblan y comienzan a usar su cuerpo para satisfacer sus propias necesidades. Usan el cuerpo de Jill Valentine como un juguete sexual sin piedad. Y la putita de Valentine parece que cada vez la está pasando mejor y mejor.